Caracas, 28 de julio de 2024 (EFE) — El presidente de Argentina, Javier Milei, anunció que su país no reconocerá un nuevo gobierno presidido por Nicolás Maduro en Venezuela, y afirmó que, aunque aún no se han dado a conocer los resultados oficiales, el mandatario perdió las elecciones y debería reconocer la derrota.
"DICTADOR MADURO, AFUERA. Los venezolanos eligieron terminar con la dictadura comunista de Nicolás Maduro. Los datos anuncian una victoria aplastante de la oposición y el mundo aguarda que reconozca la derrota luego de años de socialismo, miseria, decadencia y muerte", expresó Milei en la red social X. Además, añadió: "Argentina no va a reconocer otro fraude, y espera que las Fuerzas Armadas esta vez defiendan la democracia y la voluntad popular".
En tanto, el presidente de Chile, Gabriel Boric, exigió transparencia en los resultados de la elección presidencial en Venezuela, afirmando que son "difíciles de creer". "El régimen de Maduro debe entender que los resultados que publica son difíciles de creer. La comunidad internacional y sobre todo el pueblo venezolano, incluyendo a los millones de venezolanos en el exilio, exigimos total transparencia de las actas y el proceso, y que veedores internacionales no comprometidos con el gobierno den cuenta de la veracidad de los resultados. Desde Chile no reconoceremos ningún resultado que no sea verificable", publicó Boric en la red social X.
Las declaraciones de Milei y Boric reflejan la creciente presión internacional sobre el gobierno venezolano para asegurar la integridad y transparencia de su proceso electoral. Mientras tanto, Venezuela sigue esperando un pronunciamiento oficial del Consejo Nacional Electoral (CNE) sobre los resultados de los comicios, en los que también compitió el abanderado de la principal coalición opositora, la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), Edmundo González Urrutia.
Tokio, 28 de julio de 2024 (EFE) — Los ministros de Defensa de Japón, Corea del Sur y Estados Unidos han firmado este domingo un memorando para institucionalizar su alianza trilateral en materia de seguridad. Este acuerdo llega en un momento crítico, marcado por los avances armamentísticos de Corea del Norte y el aumento de la influencia militar de China en la región.
Durante la reunión en Tokio, los titulares de Defensa Minoru Kihara (Japón), Shin Won-sik (Corea del Sur) y Lloyd Austin (EE.UU.) acordaron, entre otros puntos, celebrar encuentros periódicos y compartir información sobre el programa de armas de destrucción masiva de Corea del Norte.
El ministro Kihara explicó a los medios locales que los tres países expresaron su "grave preocupación" por el reciente acercamiento entre Corea del Norte y Rusia. En junio, el líder norcoreano Kim Jong-un y el presidente ruso Vladimir Putin firmaron un acuerdo de asociación estratégica que incluye asistencia militar mutua en caso de ataque. Este acuerdo ha llevado al envío regular de armamento norcoreano a Rusia para su uso en Ucrania.
En respuesta a la creciente influencia de China, especialmente en los mares de China Meridional y Oriental, los tres países declararon en un comunicado conjunto su firme oposición a cualquier intento unilateral de cambiar el 'statu quo' en las aguas del Indo-Pacífico.
El memorando también celebra la exitosa realización en junio del ejercicio militar conjunto multidominio "Freedom Edge", que se convertirá en una cita anual.
Antes del encuentro trilateral, Kihara y Shin mantuvieron una reunión bilateral donde acordaron elaborar un plan anual de intercambios a nivel ministerial, de altos funcionarios y de Fuerzas Armadas, además de la reanudación de ejercicios conjuntos de búsqueda y rescate.
La visita de Shin a Tokio es la primera de un ministro de Defensa surcoreano a Japón en 15 años, subrayando el reciente acercamiento entre los dos países, promovido por Washington y motivado por la amenaza de Corea del Norte y sus lazos con Rusia.
Hoy también está previsto que Kihara y Austin mantengan una reunión bilateral y otro encuentro en formato ampliado 2+2, que incluirá a los responsables de Exteriores de Japón y Estados Unidos, Yoko Kamikawa y Antony Blinken.
Pocas semanas después de la muerte de Hugo Chávez en 2013, Venezuela vivió una incierta elección presidencial en la que Nicolás Maduro, sucesor del fallecido mandatario, se impuso al opositor Henrique Capriles por unos pocos miles de votos. Este domingo, 11 años después, de nuevo la oposición acude unida a unas presidenciales en las que, pese a los obstáculos, podría derrotar al chavismo, algo a lo que renunció en las elecciones de 2018 por considerar que no había condiciones justas para una elección competitiva.
Los comicios, en los que el actual mandatario Nicolás Maduro competirá con Edmundo González Urrutia, candidato de la Plataforma Unitaria que agrupa a los partidos opositores de mayor peso, son los primeros en el último cuarto de siglo en los que la oposición goza de una evidente ventaja en las encuestas. “Esta es la elección más compleja que ha enfrentado el chavismo y la mejor que ha enfrentado la oposición en términos de su capacidad de obtener un resultado favorable”, afirma Luis Vicente León, presidente de la consultora Datanálisis.
A pesar de la ventaja en las encuestas, los analistas advierten que los resultados no están garantizados debido a los múltiples obstáculos que enfrentan los opositores. Edmundo González Urrutia asumió la candidatura de la oposición debido a que las autoridades venezolanas no permitieron la postulación de María Corina Machado, quien ganó las primarias de la oposición, pero fue inhabilitada políticamente por una sanción administrativa.
La oposición ha denunciado que ha sido sometida a un acoso sistemático por parte de las instituciones del Estado, incluyendo detenciones de personas vinculadas a la campaña opositora y sanciones a establecimientos que colaboran con ellos. Además, el Consejo Nacional Electoral (CNE) ha impuesto restricciones que impiden que la mayoría de los venezolanos en el extranjero puedan votar.
Las elecciones han sido catalogadas como “semicompetitivas” por expertos como Luis Vicente León, quien señala que el gobierno tiene ventajas en términos de control institucional, recursos, comunicación y movilización. “Es una elección donde el gobierno tiene ventajas en términos de control institucional, de recursos, de comunicación, de movilización”, comenta.
A pesar de estos desafíos, la oposición ha decidido participar con la esperanza de capitalizar el alto nivel de deseo de cambio entre la población. Los venezolanos votarán el 28 de julio en una elección que podría definir el futuro político del país.