La directora del Servicio Secreto de Estados Unidos, Kimberly Cheatle, renunció a su cargo luego de fuertes críticas por la supuesta falta de seguridad durante un evento en Pensilvania, donde fue atacado el candidato republicano a la presidencia. La Comisión de Control y Rendición de Cuentas de la Cámara de Representantes de EE.UU. confirmó la renuncia a través de sus redes sociales.

Cheatle enfrentó una creciente presión tras el incidente, que puso en duda la eficacia del Servicio Secreto en la protección de figuras políticas de alto perfil. La renuncia se produce en un momento crucial para la seguridad electoral y la confianza en las instituciones de protección del país.