En la zona rural de Acapulco, Guerrero, decenas de damnificados claman desesperadamente por ayuda tras sufrir las devastadoras consecuencias del huracán "Otis". Con letreros improvisados en pedazos de cartón que dicen "Necesitamos apoyo" y "víveres", buscan la atención de automovilistas y transportistas que pasan a alta velocidad, en la esperanza de recibir alimentos.

Algunos de los afectados agitan botellas de plástico vacías en busca de agua, pero la ayuda es escasa. Incluso los vehículos oficiales, como los del Ejército y la Guardia Nacional, no detienen su marcha para ofrecer asistencia.

Los damnificados describen la difícil situación que enfrentan, con árboles cayendo sobre sus casas y la falta de alimentos y trabajo. A pesar de las afirmaciones del gobierno federal sobre la distribución de despensas, los afectados de comunidades como Los Coyotes y Diez de Abril afirman que no han recibido ninguna ayuda.

Aislados por la tormenta, los poblados han comenzado a recuperar la comunicación terrestre por sus propios medios, pero enfrentan dificultades debido al escaso transporte público y al aumento de los precios de los productos básicos por la especulación. Los afectados, que ya perdieron gran parte de sus pertenencias, denuncian la venta de productos esenciales a precios exorbitantes, lo que agrava su situación.

La comunidad rural de Acapulco continúa en una situación crítica, y se espera que los esfuerzos de ayuda se intensifiquen para brindar apoyo a quienes más lo necesitan.