Los fabricantes de automóviles chinos están estableciendo plantas en México para aprovechar las reglas comerciales de Norteamérica, enviando vehículos eléctricos de bajo costo a Estados Unidos. Estos vehículos chinos, que cuestan la mitad de los fabricados en EE.UU., dificultan la competencia, poniendo en riesgo empleos en la industria automotriz estadounidense.

La Alianza de la Manufactura Estadounidense advierte que los EV chinos de bajo precio podrían devastar la industria, replicando la situación de otras industrias estadounidenses afectadas por la competencia china en las últimas décadas. El senador Sherrod Brown pidió prohibir totalmente los EV chinos en EE.UU., citando prácticas de dumping de productos altamente subsidiados por el gobierno chino.

El acuerdo comercial T-MEC, negociado por Trump, permite que autos ensamblados en México ingresen a EE.UU. con aranceles bajos o sin ellos, beneficiando potencialmente a los fabricantes chinos. Para contrarrestar esta amenaza, EE.UU. podría restringir la entrada de EV chinos o presionar a México para que mantenga fuera estos vehículos. Biden aumentó los aranceles a los EV chinos al 102.5%, tratando de excluirlos del mercado estadounidense.

China produce el 62% de los EV del mundo, con modelos como el Seagull de BYD, que se vende por 12 mil dólares en China. La UE también planea imponer aranceles a los EV chinos. Sin embargo, cumplir con los requisitos del T-MEC para aranceles bajos podría ser difícil para los fabricantes chinos, debido a las reglas sobre el origen de piezas y salarios.

La dependencia de México de EE.UU. como mercado de exportación podría dar margen a EE.UU. para influir en la inversión en EV chinos en México. En un escenario de "la ley del más fuerte", las normativas comerciales globales se vuelven menos efectivas, dejando a EE.UU. con mayor libertad para actuar unilateralmente.