Miles de palestinos en la Franja de Gaza han emprendido una dolorosa huida hacia el sur del territorio, llevando consigo solo lo esencial, mientras se enfrentan a la falta de alimentos y agua. La agencia de Naciones Unidas informó sobre esta crisis humanitaria el miércoles, al mismo tiempo que Israel señaló que sus tropas continúan combatiendo contra los insurgentes de Hamás en el interior de la ciudad.
La situación en la Franja de Gaza es desgarradora, con más del 70% de sus 2.3 millones de habitantes abandonando sus hogares debido a los intensos bombardeos israelíes. La guerra, que se desató tras la incursión de Hamás en territorio israelí el 7 de octubre, ha entrado en su segundo mes sin un claro final a la vista.
Israel mantiene su compromiso de poner fin al mandato de Hamás y debilitar sus capacidades militares, lo que proyecta como una misión larga y difícil. Además, se plantea mantener algún tipo de control sobre la Franja de Gaza indefinidamente.
La huida de miles de palestinos del norte de Gaza es un testimonio de la creciente desesperación dentro y fuera de la ciudad, donde los ataques israelíes siguen cobrando un alto costo. La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU reporta un incremento en el número de personas que abandonan la zona, especialmente niños, ancianos y personas discapacitadas, con pertenencias mínimas.
La travesía de aquellos que huyen es ardua, con algunos informando de encuentros en puestos de control israelíes, mientras otros muestran banderas blancas al pasar cerca de los tanques israelíes. Los residentes describen fuertes explosiones en la ciudad de Gaza y en el campo de refugiados de Shati, donde la situación es de extrema tensión.
La escalada del conflicto se ha centrado en la ciudad de Gaza, donde se encuentra el centro de mando de Hamás y un complejo entramado de túneles. A pesar de las órdenes de evacuación de Israel, que han llevado a cientos de miles de personas al sur, los bombardeos continúan en esa zona, afectando a civiles.
Decenas de miles de palestinos siguen atrapados en el norte, donde la escasez de agua y otros suministros es crítica. Los hospitales carecen de recursos y se ven obligados a realizar procedimientos médicos, incluyendo amputaciones, sin anestesia.
La situación en el sur tampoco es alentadora, con cientos de miles de desplazados abarrotando instalaciones gestionadas por la ONU. La falta de condiciones básicas, como acceso a retretes, es un desafío inmenso en esta región.
El conflicto ha dejado un saldo devastador con más de 10,300 palestinos muertos, incluyendo una alta proporción de mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Gaza. Además, se estima que unas 2,300 personas siguen atrapadas bajo los escombros de edificios destruidos por los bombardeos.
La guerra en Gaza continúa, y el sufrimiento del pueblo palestino se profundiza día a día, sin vislumbrarse una solución a corto plazo.