Poderosas tormentas causaron la muerte de al menos 20 personas, dejaron cientos de heridos y provocaron una amplia destrucción en Texas, Oklahoma y Arkansas. Las tormentas devastaron hogares y golpearon una estación de servicio para camiones en Valley View, Texas, donde decenas de personas buscaron refugio.

El mayor impacto se registró desde el norte de Dallas hasta el extremo noroeste de Arkansas. En Texas, siete personas murieron en el condado Cooke, incluyendo dos niños. El gobernador Greg Abbott confirmó más de 100 heridos y la destrucción de más de 200 viviendas y estructuras.

En Arkansas, ocho personas fallecieron, dos de ellas indirectamente debido a la tormenta. En Oklahoma, las tormentas mataron a dos personas y destruyeron numerosas viviendas, afectando también a los invitados de una boda al aire libre.

El gobernador de Kentucky, Andy Beshear, declaró el estado de emergencia tras múltiples reportes de tornados y daños por viento. Las tormentas dejaron sin electricidad a miles de personas en toda la región, afectando gravemente a los estados de Kentucky, Alabama, Virginia Occidental, Misuri y Arkansas.

Las autoridades y meteorólogos advirtieron que el sistema de tormentas podría generar más fenómenos violentos en otras partes del centro-norte del país y desplazarse hacia el este, afectando una amplia franja desde Alabama hasta cerca de Nueva York. Harold Brooks, del Laboratorio Nacional de Tormentas Severas, explicó que un patrón persistente de aire cálido y húmedo está detrás de estos eventos extremos.