Pocos partidos pueden presumir de tener un candidato tan multifacético y polémico como Roberto Palazuelos. Conocido como el “Diamante Negro”, ha sido una figura querida por el pueblo y especialmente por las mujeres que crecieron viendo sus novelas. Además, es admirado por los jóvenes que ven en él a un empresario exitoso, y por los abogados y empresarios que aspiran a tener su éxito y popularidad. Sin embargo, esa faceta quedó atrás para dar paso a un Palazuelos candidato al Senado por el partido Movimiento Ciudadano.
Durante los 90 días de campaña, Roberto Palazuelos mostró de qué está hecho y cuáles son sus alcances. Su trabajo territorial sorprendió a propios y extraños, destacando como un candidato disruptivo y cercano a la gente. Su campaña, caracterizada por un activismo de casa en casa y colonia por colonia, lo llevó a conectar profundamente con los ciudadanos.
Desde las primeras horas del día, Palazuelos podía ser visto en los paraderos de autobuses repartiendo café a los trabajadores, saludando y escuchando a cada uno de ellos. Este enfoque lo hizo ganar el corazón de miles de personas, especialmente en Cancún, Chetumal, Playa del Carmen y otras localidades de Quintana Roo. Su campaña, incansable y agotadora pero siempre gratificante, demostró su compromiso y cercanía con el pueblo.
A principios de marzo, las encuestas lo ubicaban en tercer lugar, pero para el 29 de mayo se encuentra en un empate técnico con Morena, lo que evidencia su rápido ascenso y aceptación entre el electorado. Palazuelos, conocido por su carácter risueño y bromista, también se mostró como un hombre serio y de palabra, decidido a usar el poder para ayudar y servir.
Su campaña contracorriente, enfrentando la maquinaria del poder y la propaganda oficial, logró capitalizar el apoyo de la gente a su favor. Se ha convertido en un fenómeno político que ha conquistado la mente y el corazón del electorado quintanarroense, todo “Por amor a Quintana Roo”, como él mismo lo dice.